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Cómo equilibrar el agua de la piscina

Cómo equilibrar el agua de la piscina

El agua de la piscina debe ser tratada debido a que esta se contamina por una parte por impurezas físicas (hojas, tierra, cremas, pelos,…) y por otra parte por impurezas químicas (bacterias, virus, hongos, algas,…). Por eso en toda piscina tendremos que llevar a cabo el tratamiento físico del agua mediante el sistema de filtración y el tratamiento químico para equilibrarla y desinfectarla.

En el caso de las impurezas químicas existen además diferentes factores que ayudan a su proliferación, como por ejemplo la temperatura del agua (cuanto más caliente está el agua más proliferan las bacterias), la frecuencia de uso de la piscina, las propiedades naturales del agua con que se llena la piscina o los fenómenos meteorológicos (tormentas, lluvias,… que desequilibran en agua). Con el tratamiento del agua evitaremos esta proliferación, y para ello es necesario seguir una metodología correcta, que se compone de dos etapas que hay que seguir en el orden correcto: en primer lugar equilibrar el agua y en segundo lugar desinfectarla.

En la entrada de hoy de nuestro blog nos centraremos en la etapa de equilibrar el agua. Si el agua de la piscina está mal equilibrada, la desinfección resultará inútil y, por tanto, una pérdida de tiempo y dinero. Por ello hay una serie de parámetros que tienen que ajustarse y regularse previamente. Estos parámetros clave son la alcalinidad total, el pH y la dureza cálcica, que pueden analizarse y medirse de manera fácil utilizando por ejemplo tiras analíticas. Si alguno de los parámetros anteriores no está bien, el agua no estará equilibrada, y tendremos o bien un agua corrosiva o bien un agua incrustante.

Alcalinidad Total:

Indica el contenido de carbonatos y bicarbonatos disueltos en el agua. Un nivel de alcalinidad correcto actúa como efecto tampón haciendo que el pH del agua sea más estable. Si la alcalinidad está baja, el pH sufrirá grandes fluctuaciones. Si está demasiado alta, será complicado bajar el pH hasta su zona normal de tratamiento. Este parámetro se deberá comprobar al menos una vez al mes, siendo los valores recomendados entre 80 – 120 ppm.

pH:

El pH o potencial de hidrógeno mide el nivel de acidez del agua. Por debajo de 7 será ácida, un pH de 7 sería neutra, y por encima de 7 tendríamos un agua básica o alcalina. Se debe analizar semanalmente, siendo los valores ideales de pH entre 7,0 y 7,4. Dentro de este intervalo se asegura el confort del bañista, la preservación de los materiales de la piscina y una eficacia óptima de los productos de tratamiento del agua. Si el pH está bajo tendremos un agua corrosiva, el cloro se destruye, produce irritación de la piel y ojos, y puede provocar picadura del cemento del vaso. Si el pH está alto tendremos un agua incrustante, el agua puede volverse turbia, el cloro será ineficaz y no desinfectará, y provocará irritación de la piel y ojos.

Dureza Cálcica:

Indica la cantidad de cal disuelta en el agua. Si está baja tendremos un agua blanda, que puede acarrear problemas de corrosión de los metales y del hormigón. En cambio si este parámetro está alto tendremos un agua dura, que provocará sedimentaciones calcáreas. Es un parámetro que se debe comprobar al menos una vez por temporada. Los niveles recomendados estarian entre 200 - 400 ppm.

Esperamos que estos pequeños consejos os ayuden a asegurar un buen equilibrio del agua que favorezca la acción óptima del desinfectante. No dejéis de visitar nuestra tienda online, donde podréis comprar infinidad de productos para vuestra piscina y al mejor precio.

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